Eurostars in Horizon 2020 opens to a broader range of companies
31 julio, 2013DESMOTIVACIÓN JUVENIL E INCREDULIDAD RURAL, A RAUDALES
24 septiembre, 2013¿Se pueden valorar los recursos urbanos a partir de la metodología BIOES2?
En principio, todo parece indicar que sí o que, al menos, se puede intentar hacer una valoración aproximada de la incidencia que esos recursos urbanos tienen en una población. Pero, es más, además de valorar los recursos propios, el método nos podría acercar también a la incidencia económica que el uso sostenible de determinados recursos podría tener, directa o indirectamente, sobre una ciudad o un territorio.
Este interesante debate acaba de surgir en el acto de presentación que la Asociación ECOS TJ y la Fundación Intercoop han organizado en Torrejón de Ardoz (Madrid), sobre el proyecto BIOES2. Y es que si existen ciertas dificultades para que determinados núcleos urbanos den un giro hacia la puesta en valor de sus recursos más rurales (sobre todo, entornos naturales, viejas prácticas agroganaderas, gestión sostenible de recursos forestales…) quizás sea más fácil empezar por el valor económico que tendría utilizar los recursos humanos de otro modo o, simplemente, calcular el ahorro de emisiones de CO2, por ejemplo, que desde una ciudad se producen.
La presentación realizada en Torrejón de Ardoz, por ejemplo, ha puesto de manifiesto la importancia de la población en un medio urbano para poder cambiar las cosas y generar nuevos medios de convivencia y de participación social (que es un valor, en sí mismo, de los núcleos poblados frente a los despoblados). O, ¿qué valor tendría la recuperación para la ciudad de un tercio de su término municipal ocupado por una Base Aérea que no genera beneficio alguno a la ciudad, que produce importantes tasas de contaminación acústica y medioambiental y que ocupa desde hace años espacios, públicos y privados, que en otro tiempo fueron agrícolas y productivos?El proyecto BIOES2 también ha ayudado a ver que se puede demostrar, aplicando nuestro método, el valor económico que podría tener la reducción de las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera como efecto directo de la implantación de un sistema sostenible de movilidad urbana. Parece evidente que en Torrejón de Ardoz, ciudad plana donde las haya, debería poderse poner en marcha un sistema de carriles bici que fomente la reducción del vehículo como medio de transporte interno, máxime cuando entre los polos más alejados de la ciudad no hay más de kilómetro y medio de distancia.
Lo cierto es que parece que nuestro proyecto ha ayudado a reabrir viejos debates en una localidad en la que muchos de sus ciudadanos reclaman un cambio de modelo basado en una economía sostenible, más acorde con el bien común, que sepa aprovechar los recursos locales y, por lo tanto, favorezca el consumo de proximidad.
Me da la impresión de que, tras cuatro años del proyecto BIOES2, la vida activa de esta iniciativa de la Fundación Intercoop, no ha hecho más que empezar y que queda mucho no, muchísimo por hacer.